Fotografía: Clara Carrasco
Retumbar de tambores por la ciudad. Trompetas anunciando, como debía hacerse hace ya muchos siglos, el comienzo de un acontecimiento que agolpa a las gentes del lugar a las calles, expectantes, a escuchar el anuncio del algo esperado durante un largo año. Ya vienen los Reyes Magos…

Y llegó el Heraldo Real, con sus ropajes de Oriente, entrando en la ciudad. Escoltado por dos caballeros negros, una guardia vestida de blanco y danzarinas de amarillo. Caballos, camellos, sacas para recoger las cartas…

Miles de personas lo recibieron a lo largo de las calles de Huelva, esperándolo con ilusión desde allá donde comienza la ciudad, cerca de su ría, para rendirle la pleitesía necesaria a tal figura, el representante oficial de los Reyes Magos. Nada menos. Enternece el corazón ver a cientos de niños acercándose a su caballo para entregarle sus deseos, para confirmar que los sueños existen y se cumplirán en la mañana del seis de enero, cuando Sus Majestades de Oriente hayan pasado por su casa, tomando ese vaso de leche y ese poquito de chocolate, prueba inequívoca de que estuvieron allí…


Pero para que los Reyes Magos puedan entrar en Huelva e ir casa por casa entregando regalos a pequeños y mayores necesitan las llaves de la ciudad. Y su fiel Heraldo Real las recoge del Ayuntamiento, de las manos del alcalde. Todo está preparado ya, nada puede fallar…

Y la comitiva sigue recorriendo las calles con sus danzarinas agitando faldas amarillas, con sus estandartes oficiales, con la banda tocando sin cesar música para alegrar la ciudad, porque hay motivo de celebración, con sus camellos y caballos. Días de ilusión, días para volver a vivir la infancia, días para confirmar, un año más, que la magia existe. Cada vez están más cerca. Ya vienen los Reyes Magos…







