Fotografías: Clara Carrasco
Una nueva generación se hizo ayer dueña de las noches musicales de Colombinas. La salida al escenario de Ana Guerra con una bandera arcoíris escenificaba la diferencia de unos conciertos en los que caben todas las edades, identidades y gustos.





Y la edad predominante ayer en el inicio de la fiesta, porque fue una fiesta que se alargó hasta la madrugada, fue el de la adolescencia. Incluso muchos padres acompañando a niños que han crecido viendo a Ana Guerra en televisión, en Operación triunfo, que se expresan en redes sociales y que decidieron ser los protagonistas de la noche.
Con un vestido rojo y de fondo el cartel de su último disco, ‘La luz del martes’, desde el primer momento los fans se entregaron a la voz de Ana Guerra, móviles en mano y brazos en alto, para registrar cada momento de su ídolo. Público entregado y agolpado en primera fila para no perderse un detalle. Fenómeno fan.





Pasaban del ritmo y los saltos al intimismo de la cantante sentada, tocando el piano y haciendo confesiones personales sobre sus canciones a un público que no se perdía detalle. En una de esas confesiones pidió “aceptarme como soy”, todo un lema que vale para una generación.
Y Ana Guerra se unió en el escenario a Nil Moliner y a su tour de ‘Nuestra Locura’ para mayor disfrute de sus fans. La medianoche se está convirtiendo en la hora mágica de los conciertos de Colombinas.


La alegría del cantante y su banda atraparon al joven público onubense que se entregó al sonido vibrante que desde el escenario transmitía el grupo con vestimenta veraniega. Mucho ritmo y muchas ganas de pasarlo bien para jóvenes que coreaban sus canciones y que no paró de bailar, de moverse a derecha e izquierda, de izquierda a derecha, siguiendo con entusiasmo las instrucciones de Nil Moliner.




“La fiesta es hoy, aquí y ahora”, gritaba el cantante con gorra para atrás entre chillidos del público, anunciando las dos últimas canciones que definían su concierto. ‘Bailando’ y ‘Pólvora’.
“Recordaremos siempre estás Fiestas Colombinas”. Sus fans, también.





Y la noche siguió con ritmo, pero esta vez a compás.
La esencia de Los Activos regresó a los grandes escenarios onubenses. Con muchas caras nuevas. También aquí hay una nueva generación.

Un público joven aunque un poco más mayor que el de sus predecesores, entregado a su fusión de estilos que expresaba su comunión de forma diferente, también reivindicando su propia identidad, su propia forma de ser. Otra forma de sentir el mismo sentimiento.


Y en los comienzos estuvieron las Alegrías y al poco tiempo ya se pudo ver uno de los rasgos de Los Activos que sigue ahí presente. Los músicos, porque ante todo son eso, músicos, van cambiando de lugar en el escenario, van intercambiándose los instrumentos con naturalidad, van alternando los registros.
De las alegrías a temas de percusión con ritmos africanos y tribales pero siempre desde la base reconocible del flamenco de Los Activos.




De la percusión a la voz de Carmen Santiago recordando al Niño Miguel con su guitarra, fuente de inspiración continua del grupo, por si a alguien se le había olvidado que es un grupo de Huelva, tocando en ese momento por y para Huelva. Conocen sus raíces.
Y la noche siguió pasando entre los tangos de ‘Hondo compás’, la percusión de bulerías por soleá y los bailes flamencos sobre la arena del recinto colombino.


Antes, en la tercera noche de Colombinas, el flamenco tuvo su sitio en la Caseta Municipal. La inacabable voz de Regina volvió a convencer a un público diferente. Un público que ha oído mucho flamenco pero que reconoce en la cantante onubense la nueva forma de interpretar las canciones de siempre.
Y al igual que habían hecho los demás artistas con los que compartió noche, Regina hizo su declaración de intenciones en el primer tema que interpretó. ‘Estrella’ de Enrique Morente y su nueva visión del flamenco.
Colombianas, canciones de Carlos Cano, de Marifé de Triana, sevillanas y, cómo no, fandangos de Huelva, a su manera, con nuevo aire.


Las Colombinas tienen su futuro garantizado. Las nuevas generaciones son partícipes de la fiesta onubense, reivindicando su estilo y su forma de ver la vida, pero manteniendo la esencia. Que así sea.
