Fotografía: Clara Carrasco
Cinco décadas de ensoñación buscando universos complejos en los detalles, del cuerpo, el mundo y la naturaleza.
Cincuenta años de trabajo de uno de los mejores fotógrafos españoles para buscar momentos que tienen vida y diálogo desde la simplicidad, que existen sin tener relación con el complicado mundo que los rodea.
Medio siglo contado en poco más de 80 fotografías que hasta el 4 de noviembre se puede ver en el Sala Iberoamericana de la Casa Colón de Huelva, en una exposición ofrecida por el Otoño Cultural Iberoamericano.
‘Cuerpo y Naturaleza. Universos Soñados”, de Rafael Navarro.

Entrando en la sala, a la derecha, está la primera de las series que conforman este proyecto expositivo que “sobrepasa el límite de la fotografía, sobrepasa la narración estética”, según el comisario de la muestra, José María Díaz Maroto.
‘Patzcuaro-17’ es una narración de un sitio, un lugar contado en detalles inconexos, en fragmentos que podrían ser de cualquier lugar, en universos propios de por sí en cada imagen. Aislados tienen sentido global. Juntos, en su serie, cuentan el alma de aquel sitio, sin necesidad de ver todo el conjunto.

‘Tientos’ es una delicadísima serie. ¿Cómo contar en fotografías el íntimo universo que se forma en una caricia, ver con las manos, con los dedos, en conocer lo escondido, lo que está debajo de una sábana. Rafael Navarro lo cuenta con pliegues, con imágenes insinuadas, con miradas que desvelan sólo la mitad. Lo abstracto también puede ser contado.
‘Involución’ es una atrevida y expuesta concepción del imaginario femenino expresada a través del cuerpo desnudo. Provocadora, básica en la estética y profunda en el pensamiento. Si Patzcuaro-17 era para conocer y Tientos para sentir, la serie Involución es para pensar.

Siguiendo el recorrido lineal de la exposición aparece la serie más extensa en número de obras, denominada ‘Dípticos’. Es, tal vez, la serie más ortodoxa y fotográfica de la exposición en la que dos imágenes entran en diálogo, a veces para complementarse, a veces para oponerse.


Y al final aparece ‘Testigos’. La naturaleza es la protagonista, Son fotografías de micro detalles, o no, que reflejan la complejidad de los infinitos universos que nos rodean, que están ahí, sin que se les preste atención y que sólo con la mirada detenida y paciente de quien los busca, se revelan contándonos su existencia.
No se puede buscar en esta exposición encuadres extraños ni recursos efectistas porque esta exposición no busca eso. Rafael Navarro muestra lo que existe, encuentra la verdad. Ni siquiera la luz perturba. Su talento está al servicio del detalle, del momento. Naturalidad, honestidad, belleza y complejidad. Nada menos.

“Nuestro compromiso es proporcionar a Huelva el acceso a los grandes creadores”, señalaba el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Huelva, Daniel Mantero, en la presentación de la exposición. “Una ciudad no puede crecer culturalmente sin tener referentes en los que mirarse y tener acceso a los grandes. En Huelva ya podemos contemplarlos y que nos ayuden a crecer como ciudad y sirvan de referencia a nuestros artistas. Es un privilegio tener aquí a Rafael Navarro”.


Y esta muestra no sería posible sin tener un lugar donde exponerla, como recordaba Jaime de Vicente, impulsor del Otoño Cultural Iberoamericano (Ocib) que sigue siendo el vehículo para conocer una forma de expresión con referentes mundiales que, difícilmente de otra forma, se podría ver en nuestra ciudad. Y también se pueden ver, como insiste De Vicente, por la decisión del Ayuntamiento de Huelva de poner dos nuevas salas expositivas a disposición de la ciudad en la Casa Colón. Espacios, que en estos momentos permiten tres exposiciones del Ocib.






Todo lo anterior, como manifestaba el comisario de la exposición, José María Diaz Maroto, hacen posible el pequeño milagro y honor de tener en Huelva una parte de la obra de uno de los creadores fotográficos más destacados del siglo XX en España y contemplar lo que se vio en PHotoEspaña.
Silencio, intimidad, coherencia, intensidad, formalidad…