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Leyendas que pasan una vez en la vida

Fotografía: Clara Carrasco

Un grito de guitarra y se apagaron las luces. Batería y ovación. ‘Inviolate’ ha llegado. Se nota que es un espectáculo diferente. Guitarra con luces azul eléctrico. Steve Vai ya está aquí.

El público se puso en pie para recibir a un guitarrista legendario que toca con una mano, con la otra, hace gestos mientras la guitarra sigue sonando y cambiando de melodía, hace hablar al instrumento, juega con los altavoces… Controla todos los registros.

Él grita y la guitarra grita. Se mueve y la guitarra le coreografía. Con el paso de los años se ha convertido en un apéndice más de su cuerpo. Ha transformado cada guitarra que utiliza en objeto de culto, innovando en diseño y sonido, en número de cuerdas, en número de mástiles. Tiene más de 200 guitarras…

Tras dos temas de presentación, en el caso de que le hiciera falta la presentación, le dice al público que está muy a gusto en España, que le tratan muy bien y que disfruten del espectáculo.

Sus fans saben que en algún momento del concierto llega la legendaria ‘For The Love of God’ y que gritarán de admiración. Y sonará ‘Teeth of the hydra’ con tres guitarras, el tema que abre ‘Inviolate’, el noveno álbum de Steve Vai que lanzó el pasado 28 de enero de 2022, el primer recopilatorio de estudio tras seis años.

Su trayectoria está muy marcada por Joe Satriani y Frank Zappa, con quien estuvo a principios de los 80 antes de decidir quedarse en solitario, grabar ocho álbumes, conseguir tres premios Grammy, vender millones de discos.

En medio de una canción y un punteo se paró, se quedó con cara de ‘no está mal’ para seguir con el tema por un lado diferente, con el pedal. Inventa, crea, experimenta, busca límites. Y entra en éxtasis mientras a su espalda, una cámara avanza a toda velocidad a través del mar. Acaba con el pulgar hacia arriba y se hace la oscuridad.

Los temas más lentos se suceden con el vértigo. Su guitarra se pone a hablar con otras guitarras. Salen tres guitarras más al escenario, ya hay cinco, más un bajo y una batería. Tocan a la vez. Se dan la vuelta, se arrodillan en el escenario, se van. Y entra en un duelo con otra guitarra.

Ahora toca bajo y percusión, sonidos africanos antes de que regresen las guitarras, pañuelo en la cabeza, y continúe por ese camino.

Huelva puede ser sitio de grandes conciertos, de grandes artistas. Lo demostró anoche en la Casa Colón.

Dos días para un artista de una categoría de los que no suelen parar en Huelva, que eligen unas pocas ciudades por país dentro de sus giras internacionales. Huelva ha respondido.

De hecho no sólo estaba el público onubense, las caras más habituales del mundo de la cultura en Huelva, había caras desconocidas, bastante acento portugués, bares del entorno llenos. El ambiente que se necesita para la cultura onubense, aunque sea martes.

Mucho negro, mucha chupa de cuero y mucha guitarra.