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La honestidad de Moreira

Fotografía: Clara Carrasco

Recuerda a la buena música que se hacía antes, de grupos con personalidad, canciones propias, estilo propio, sin vacía estética, disfrutando de la música sobre el escenario. Moreira merece una oportunidad.

Jesús González Moreira es honestidad sobre el escenario. Transparente con su vida, con una gran voz. Su hermano, David, tiene un talento musical innato que le hace tocar varios instrumentos a la vez, “es mi banda”, bromea Jesús, “él solo suena como una orquesta”.

No era un día fácil. Frío, un poco de lluvia y jugaba España en el Mundial. “Teníamos la fecha cerrada desde hace tiempo, cosas que pasan. ¡Habéis sobrevivido al fútbol! Le agradecía al centenar de personas que lo acompañaron en un concierto muy especial.

Les gusta la media luz, el intimismo. Salieron al escenario y al poco comenzaron los primeros versos: “Me pediste algo de paz, aire limpio para respirar…”.

Dos canciones, un poco más de luz y saludo a su público dispuesto a disfrutar canciones de sus álbumes Sol de Invierno y Me Cuesta decir la verdad, más algún tema nuevo, más alguna colaboración especial.

Para los que no conozcan la música de Moreira, saber que se manejan en varios registros aunque la misma base, el mismo estilo. Tienen canciones intimistas llenas de sentimientos, tienen claras influencias de la música pop británica y española que, si cierras los ojos, te recuerdan a grupos ochenteros, y tienen un punto latinoamericano muy especial que dejan entrever en algunos de sus temas.

Jesús se mantiene en su guitarra española y, en ocasiones, el violín. A David le llama su hermano ‘El pulpo’. Asombra ver cómo con su mano izquierda hace los teclados, con la derecha la batería o algún instrumento rítmico, con un pie el bombo de la batería, con otro los platillos. También a veces coge la guitarra. Y hace los coros. Y es productor musical. “Suena como una banda aunque está solo”.

A los pocos temas, Jesús Moreira recordó que estamos entre amigos y dio paso a la primera colaboración. Daniel Doce, “un cantautor de Huelva que crece y al que le está yendo bien. Dos voces distintas pero igual de honestas. Al final el público dio su veredicto desde la platea; “¡Qué bonito!”.

“Para los fans aférrimos, que sois todos”, bromeaba Jesús Moreira, “veréis que hay canciones nuevas que hablan de una ruptura que pasó hace unos meses y todavía son duras de cantar”. Y así llegó Pensando en ti.

A lo largo de todo el concierto fue desgranando su vida a través de canciones. Habló sobre su infancia reconociendo que de pequeño en el cole no le fue muy bien, “el acoso escolar fue mi compañero de viaje, pensaba que lo tenía superado pero en la pandemia me entraron las pesadillas y lo volví a revivir todo”. Y así llegó Fantasma.

Habló de sus defectos y virtudes, de lo que le agobia, de su peso, de su personalidad, hizo un retrato de sí mismo en Me cuesta decir la verdad, “una canción muy importante para mí”. Sinceridad contada desde la sensibilidad.

En esa honestidad reconoce que el disco suena diferente al directo “porque aquí somos dos y no nos podemos clonar, en el disco se pueden disfrutar muchos más detalles”. En esa sinceridad le pide a su hermano que le traiga un poco de agua y sale del escenario mientras el deleita solo al público con una canción que puede sonar a Silvio Rodríguez, Regresa su hermano y bromea. “Mi banda vuelve a entrar”.

Una última canción intimista antes de dar paso a una segunda parte del concierto más movida. El bolero Tú me acostumbraste recordando a Los Panchos, en honor a sus abuelos, a sus padres… «pero al estilo Moreira».

Y entraron más invitados. Diego, flautista y mejor amigo, y Juan Gallardo, cantante y compositor clave en su regreso a Sevilla tras años de estancia en Cataluña. Y disfrutaron los cuatro sobre el escenario.

Fue llegando el final con Sol de Invierno. “Pensaba despedirme, salir y entrar y cantar otra vez, pero me da pereza, una más y es la última, vale”. Pero no fue la última, le apetecía seguir en el escenario disfrutando con su público y empezó a improvisar.

“Como veis, mi hermano David no sabe qué hacer porque esto no estaba preparado”, pero, como no podía ser de otra forma, David cogió el ritmo rápido y acabaron en honesta comunión con su público.