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Enganchados a Raúle

Fotografía: Clara Carrasco

Sin entradas desde hace días, el fenómeno Raúle llenó el Gran Teatro con su Limbo Tour 2023. En apenas dos años se ha convertido en referencia de un estilo entre el flamenco y el pop, un camino que abrió hace mucho tiempo Ketama, que continuaron grupos como Estopa, Navajita Plateá o El Barrio, por nombrar a algunos, y del que, en estos momentos, Manuel Carrasco es uno de sus máximos exponentes.

Música hecha desde Andalucía por una nueva generación que no olvida sus raíces, sin complejos, y que inevitablemente canta de la forma que siente, una fórmula que ha enganchado a miles de seguidores.

Con un ambiente de concierto de verano, así se presentó Raúle a su “gente de Huelva”, un público que se sabe todas las letras de sus canciones, que canta a capela con él a la menor ocasión, que se dirige a ellos como si hubieran estado anoche en otro concierto y se conocieran de toda la vida.

Cómo no te voy a querer, Cruje la cama, Colega antibalas, Furia y Humo, La habitación prohibida, Yo quiero una vida contigo, Niño salvaje, Mi canija, Mis demonios… canciones que completan ya un amplio repertorio, que en su mayoría hablan de amor y desamor, o de aquellos “demonios interiores” que tiene su generación “y que pagamos con la gente que está a nuestro alrededor”.

“Qué de tiempo sin veros, es un poco raro nosotros aquí sentados pero este teatro es precioso y había que venir a disfrutarlo también, el que se quiera venir un poco arriba y ponerse de pie que lo haga, pero que el de atrás vea también. Aquí se viene a cantar, a bailar y a pasarlo del carajo”.

Seis canciones para arrancar con fuerza un concierto que comparte a cada segundo con su público, que habla su lenguaje, que expresa sus sentimientos en canciones, que se identifica con su forma de cantar. A Raúle se le vio en Huelva como si estuviera en su Jerez natal. “A ver si ponemos un puentencito para no tener que dar todo el rodeo”.

En la mitad del concierto llegó la parte más intimista, con canciones que ha dedicado a su mujer y a su hijo, cantando sentado “como cuando empezábamos y nos venían a ver cuatro gatos”, y llegando una de las partes más especiales del concierto cuando le pidió a sus fans que encendieran la luz de los móviles para llenar el Gran Teatro de estrellitas.

El concierto comenzó a encarar la recta final volviendo al ritmo, las palmas, la gente de pie y los zapateos y saltos, con temas como Niño salvaje o Cruje la cama.

Con un guiño se despidió del público diciendo que esto había sido todo para volver con otro tema. “Cómo me voy a ir de aquí sin cantar Colega Antibala”.

Hace ya décadas que los nuevos músicos y cantantes andaluces transformaron el flamenco, hallaron un estilo de cantar y tocar que suena andaluz, que fusionaron con el pop, con el rock. Encontraron una forma de expresarse que sigue llenando a un público que renueva con los años los grupos, que los hace suyos. Raúle ha encontrado ese camino y promete permanecer en él mucho tiempo siendo referente de su generación.