Fotografía: Clara Carrasco
Una historia para ser contada. La influencia de Elisa en Ludwig Van Beethoven que finalizó en una de las piezas más hermosas de la historia de la música clásica. Contada en el Gran Teatro de Huelva en forma de comedia musical para toda la familia. Una historia que ocurrió hace casi un cuarto de milenio y que sigue generando interés.
Antonio Muñoz de Mesa le quita dramatismo al atormentado Beethoven, que sufre con las voces en su cabeza, con la presión de su padre y con las peticiones de su amor platónico, Teresa Malfatti, que le pide una composición especial al genio alemán, una partitura con la que la joven Elisabet Barensfeld, a la que cariñosamente llama ‘Elisa’, recupere el amor por la música.

Ésta es la trama de una obra que se presenta con carácter amable bajo la dirección de Olga Margallo, con vestuario y caracterizaciones llamativas y canciones para todos los públicos con la música de Lola Barroso.
De esta forma durante toda la obra se utiliza el doble lenguaje, uno para acercar al público más pequeño a la figura del compositor alemán, y otra con detalles para un público más mayor en el que se pone de manifiesto las dudas y el debate interno de la creación de Beethoven.

Y todo ello contado de forma liviana para entretener a un público y que recuerden la llegada de Elisa a la vida de Beethoven para que le explique qué es lo importante y qué no lo es.
Para que recuerden a los padres el límite de la manipulación, de la influencia en sus hijos, de la importancia de las prioridades y de la búsqueda del triunfo mientras Ludwig sigue buscando su propio camino y escuchar su propia voz.


La importancia de soñar con lo imposible, lo necesario que es a veces fracasar en la vida y no estar a la altura de las exigencias del entorno, el sufrimiento, la búsqueda de la felicidad, el compromiso con el genio y la posteridad.
Existe vida más allá del genio, del talento y de la música.
