Fotografía: Clara Carrasco
Hay un lugar en el mundo que recoge a todas las personas que han fracasado en la vida, que se han quedado solas y que van a morir allí. Benidorm en invierno.
Apartamentos hechos en los 70, decadentes, La Florida, que es como una planta carnívora que no te deja escapar. La Florida no debería existir, es un roto en el Paraíso. Las ciudades de vacaciones son el mejor lugar para esconderse.

Llena de personajes decadentes que han acabado allí porque nadie va a juzgarlos. “Nunca he visto tal concentración de seres podridos”. Personajes que no tienen nada que perder que se ven envueltos en una trama de asesinato. Un hombre golpeado por un encapuchado se desvanece mientras suena música techno alemana y aparece su cadáver tirado en la piscina. Ahí comienza la intriga de este género negro con gotas de humor triste.

El inspector de policía (Vito Sanz)
Tras el asesinato aparece en el escenario un hombre normal, agobiado por el mundo que se aferra a su rutina para no pensar que está solo con una enfermedad que lo está matando y que será él el que llame a su última ambulancia. Un inspector de policía que se hará cargo del último caso de su vida, el crimen de La Florida donde interrogará a personajes extravagantes con los que es imposible hacer una investigación.
La policía quiere hacer justicia cuando ya no es necesario, cuando ya no hay remedio para el dolor de la víctima. Como a todos, el lugar lo acabará atrapando, no resolverá el crimen y encontrará su último lugar en el mundo junto a una cantante olvidada.


La artista fracasada (Silvia Marsó)
Una artista venida a menos, histérica, necesitada de cariño y admiración. Una niña artista abandonada por su padre que utiliza sus mentiras en defensa propia. Una única canción de éxito que se negó a seguir cantando. El mundo artístico no la quiso. “No seré dolores de nacimiento pero sí de vida”. Porque ni siquiera ha conseguido en su existencia llamarse Lola.
Una artista de espectáculos decadentes en verano que pasa su invierno consumida por sus recuerdos y su odio hacia los empresarios que no confiaron en ella, hacía los críticos que la convirtieron en artista de una canción condenada al olvido. La vecina del apartamento de arriba al que se llega por una triste escalera.

El gerente inútil hijo del dueño (Francisco Reyes)
Es homosexual, le gusta que le peguen. Vive fumando en bata de seda. Defrauda a su padre y tiene miedo de que la madre sepa la verdad. No tiene objetivo en la vida, ni siquiera ha sido capaz en meses de vaciar la piscina, su única tarea, causa de la muerte de la víctima, por ahogamiento.

La madre tuerta (Lorena López)
Huye de Calatayud de un marido maltratador. Profesora de gimnasio y bailes latinos con hija loca y suicida. Viaja de ciudad en ciudad con un solo ojo huyendo de todo, sin arraigo. Volverá a su muerte a La Florida, el único lugar del mundo que no la echó a patadas.

La adivina que no ve el futuro (Amparo Fernández)
Rosafina es una vidente que hace cinco años que no ve el futuro. Cinco años desde que su hijo se mató escalando una montaña. Su marido le engañó y ahora sueña todas las noches con su hijo muerto. Siempre el mismo sueño.

Teresa, la hija enamorada de Nikolaj (Lorena López)
La consecuencia de la desgraciada vida de su madre tuerta. Personaje siniestro, callado y solitario. Sin figura paterna, con media figura materna de medio ojo. Vive aislada en sí misma, sin corazón ni alma.

Todos ellos tuvieron una turbia relación con Nikolaj, el personaje que llegó y con el que todos pretendían cambiar su vida. Un nuevo fracaso. La artista le pagaba para sentirse querida, el hijo del gerente para acostarse con él, la tuerta para conseguir una pareja que no le pegara, la adivina para encarnarse en el hijo y cambiar sus sueños, la hija local para tener un padre y enamorarse de alguien.

Nikolaj, el ucraniano de Sestao
Se llamaba Nicolás y era de Sestao. Familia pobre y víctima de abusos sexuales de su hermano que lo llevó a la prostitución a los 15 años a un cine. Lo echaron de casa. Se recorrió España vendiendo su cuerpo hasta acabar en La Florida con 70.000 euros dispuesto a jubilarse. Como todos no cumplió su sueño.
La última noche en la que se iba a retirar, aceptó una sesión de sadomasoquismo con un alemán. Se les fue de las manos y tras la paliza, Nikolaj quedó conmocionado y lleno de heridas en el suelo.
Fue encontrado medio muerto por la hija loca que, en lugar de ayudarlo, lo arrojó a la piscina que debía estar vacía donde se ahogó. Lo arrojó porque le negó un beso. Lo arrojó porque le pegó, al igual que su padre, tras rechazar su dinero para acostarse con él.
Suena ‘Manha de Carnaval’. Las Floridas son necesarias para seres expulsados de la vida.
