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El legado de una generación

Fotografía: Clara Carrasco

Han pasado más de 30 años desde que Mecano se separó. Fue el comienzo del fin de una época de grupos musicales, listas de ventas y giras de conciertos. La música española llenaba nuestras vidas. Tu grupo te identificaba frente a tus amigos, era tu seña de identidad.

Mecano fue uno de los principales protagonistas de todo aquello, tal vez el que más, dejando un repertorio infinito de canciones que se han quedado en la memoria de los padres y madres de hoy que ayer acudieron al musical ‘Cruz de Navajas’ en la Casa Colón. Fue el legado de una generación. Ya no está Mecano pero su música ha permanecido.

Una quincena de cantantes con mucho talento, algunos de ellos no habían nacido entonces, ofrecieron en Huelva un musical distinto, que va triunfando por toda España. No es un concierto clásico de un tema tras otro. Cada canción es una pequeña obra de arte.

La puesta en escena impresiona en la primera canción. Quien no supiera exactamente lo que iba a ver, lo mismo pensaba que habría sobre el escenario un grupo que imitaba a Mecano, su ropa, sus formas, su estética… pronto vieron que no.

El musical lo abría Héroes de la Antártida.

Cada canción está muy trabajada, creando no sólo variaciones en la música, respetando la base, sino, sobre todo, con una puesta en escena como si de un videoclip se tratara. Escenografía, baile, luces… algo diferente.

El que conozca la discografía de Mecano sabe que la variedad de estilos es una de sus señas de identidad, que mezclaron durante años canciones lentas con temas más bailables, casi todo tipo de géneros.

Entre el cielo y el suelo es uno de esos temas más intimistas. En unos segundos, se cambió toda la estética del escenario, los personajes, los vestuarios, el ambiente.

La música dejó paso a un vídeo muy cuidado mostrando lo más característico de la capital del mundo. Ambiente de cabaret para No hay marcha en Nueva York.

El escenario se convierte también en teatro, donde se interpreta la canción, se apoyan en coreografía, en las imágenes de la pantalla. Y todo con música en directo. Si suena un saxofón, ahí está. Todo, con un gran esfuerzo de coordinación.

Las voces se intercalan en muchas canciones, no hay un solista para cada tema, a veces sí. Así llegan El 7 de septiembre, Eungenio Salvador Dalí, Mujer contra mujer, una de las más esperadas interpretadas con cinco voces femeninas, Perdido en mi habitación…

En ocasiones, no suena Mecano sobre el escenario. Los acordes no le suenan a nadie, no lo identificas con los temas que te sabes de memoria. Y así te encuentras en el interior de una iglesia americana. Cantos negros. Sur profundo. El blues del esclavo.

En segundos todo vuelve a cambiar. “No me mires, no me mires, no me, no me, no me mires…”. Maquillaje.

Para explicar la verdadera dimensión de Mecano en los 80 y 90 hay que ponerlo en contexto. Cómo conseguían ser el número uno en España y otros países compitiendo con artistas mundiales del Rock y el Pop Internacional.

Mecano no suena. Aparece Madonna con Material girl, Tina Turner con Simply the best, o Bohemian Rapsody de Queen. Aquellos años en los que no sabíamos inglés casi nadie. El público no sólo revive a un grupo, revive una época, una adolescencia, la banda sonora de su vida que ya no cambiará.

Son tantas canciones que algunas se incluyen en un pequeño popurrí, con extractos de  JC, Los amantes o No controles.

Antes de comenzar el musical sonaba Enjoy The silence de Depeche Mode, I’m still Standing de Elton John o o The final countdown de Europe. En el intermedio se bailaba Take on me de A-ha, Living on a prayer de Bon Jovi o Karma Chemeleon Boy George. Otra época, otra música.

A la vuelta nos reciben con los cantantes en una cama para Hoy no me puedo levantar  o el El fallo positivo antes de aparecer una caja flamenca… Mecano daba para muchos estilos.

Es tiempo de Una rosa es una rosa cantado por un cuadro flamenco o Bailando salsa. Y, en medio, Hijo de la luna. No es un espectáculo sólo para fans de Mecano, es un show para amantes de la música, la escenografía, lo nuevo que se está haciendo en los teatros de este país. Cada canción está modificada, coreografiada, representada.

Quedate en Madrid, Ai dalai, Laika, El peón del rey de negras… todas tenían su singularidad y se iban desgranando por el escenario hasta llegar a uno de lo mejores momentos de la noche.

Una espectacular interpretación de Aire conmovió a la Casa Colón por el despliegue de voz, la sensibilidad y el saber captar una de las canciones más difíciles de cantar de Mecano. Interpretada por una voz masculina. Especial.

Llegaba el tramo final y el público participó en Cruz de Navajas, bailó con Me colé en una fiesta, recordó a la jovencísima Penélope Cruz con La Fuerza del Destino, alucinó con la fusión de Thriller de Michael Jackson y No es serio este cementerio, se puso nostálgico con Un año más

Y, como no podía ser de otra manera, al final, todos acabamos viajando en un Barco a Venus, aunque nunca hubiésemos estado allí. Soñando con una época en la que con la música flotabas y no te hundías, un legado que nos dejaron a una generación que, de vez en cuando, vuelve más de 30 años atrás, cuando Mecano le ponía banda sonora a la música de su vida.