Fotografía: Miguel Estepa Cabello de Alba
Tal vez, Sandra y Miguel están condenados a encontrarse en el tiempo, a lo largo de la historia, entre la realidad y la ficción. Da lo mismo. No son vidas paralelas, se van cruzando en el horizonte temporal. Lo mismo lo están haciendo desde la noche de los tiempos y no lo recuerdan. Cosas de los Dioses. El verdadero encanto de esta vida es no saber qué es verdad y qué no lo es.
En esta época, enero de 2023, Miguel y Sandra se han encontrado en Gilda, un club social de Huelva. Meses, e incluso años antes, como personajes de libros. En esos libros y en décadas anteriores los dos protagonizaban una historia aún sin final. Ahora, en este fotograma presente, se refleja en la novela A Contratiempo, antes en Un paseo por el tiempo. Habrá una tercera parte, como siempre, con el tiempo presente.

El azar, el presentimiento y la persistencia de ambos les ha llevado a Miguel A. Velasco y a Sandra L. Santos a escribir un libro juntos. Ella empezó siendo un personaje en Las habitaciones de servicios para convertirse en prologuista en Un paseo por el tiempo y en coautora en A contratiempo. Realmente no importa la forma cuando dos seres deciden unirse.
La simbiosis es tal que ya no recuerdan qué parte ha escrito cada uno de esta novela, ambientada en la provincia de Huelva como le gusta a Miguel, muy marcada por la época en la que lo sitúa, con mucha carga narrativa en la que la historia prevalece, con saltos en el tiempo con los que juega completamente, con la presencia dominante de la mujer y de su psicología en el texto, con esa forma femenina de ver el mundo que lo enamora constantemente.

Ahora son muy amigos y su escritura se confunde pero no siempre fue así. A Miguel le llamó la atención Sandra como persona y la “malísima” redacción que realizó para un trabajo de la universidad, que a ella le parecía “una maravilla” que le publicaron. “Era bastante infantil”, dice él. “No le metí pasión ni alma”, se defiende ella.
La anécdota, la admiración que sentía Sandra por lo que escribía Miguel y la chispa que saltó en el escritor onubense hicieron que mantuvieran el contacto. Ella apareció como personaje en uno de sus libros. Ella lo supo después. Y Miguel decidió dar un paso más y dejar de ser ‘amigos a través de las redes’ y se arriesgó a pedirle un prólogo para Un paseo por el tiempo. “No es difícil escribir, solo hay que saber expresar lo que llevas dentro. Tú puedes escribir”, pensaba Miguel.

Sandra recibió un manuscrito que impresionaba por su voluminosidad. “Después de leerme el libro y plantearme tener que escribir el prólogo para mí supuso un cambio en mi forma de enfrentarme a la hoja en blanco, empecé a escribir y me salieron las palabras de forma distinta”. Ya estaban atrapados de nuevo.
Miguel es un hombre de fe. De fe en el ser humano y sobre todo en el mundo femenino. Ese mundo femenino que cree capaz de todo y, sobre todo, de todo lo bueno que hay en el mundo. Ve en Sandra “cualidades inmensas y además es una luchadora”. Cree firmemente que puede llegar donde le lleve su voluntad y por eso apuesta continuamente por ella, la motiva, le riñe, la alienta. Y así empieza a nacer A contratiempo.

No es sencillo escribir a medias una narración. “Nosotros ni quedábamos, nos escribíamos por correo y por Facebook, empezó a ser tan confuso para mí quién escribía qué. Fue un proceso muy rápido. Cada uno escribe de manera diferente, va a ser un desastre (pensaba) no puede salir bien de ninguna manera (se decía a sí misma) pero cuando ya pasaron dos capítulos todo fluía”, recuerda.
“Miguel siempre me ha resultado inspirador por su versatilidad, es capaz de meterse en cualquier personaje, cualquier historia que publica, muchas veces te resulta muy complejo pensar que lo ha escrito un hombre, porque sabe expresar emociones absolutamente de la intimidad femenina, cualquier sentimiento, cualquier emoción, cualquier estado de ánimo por el abandono, por el avance de la edad, evidentemente hombres y mujeres no somos iguales, emocionalmente muy distintos, y se puede meter en la piel de mujer, niño o anciano con facilidad porque tiene mucha sensibilidad, te facilita a la hora de leer y a la hora de escribir con él. Hay que saber sentirlo y expresarlo, no es fácil a la vez. He tenido la suerte de conocer una persona mágica, me lleva por un mundo bonito. Sólo aporta cosas buenas”.

La conversación de Sandra es rápida, de voz clara, de alguien que se nota que está pendiente de muchas cosas y en las que todas las quiere hacer bien. Es rápida de mente y entra fácilmente al juego del humor. Quiere seguir reservando esa pequeña porción de fantasía en su mundo cuando se pone a escribir, a imaginar que estaría haciendo ahora esa Sandra Riquelme, cómo se enfrentaría a esa situación, qué habría hecho ella si viviera en una sociedad 50 años atrás con esas reglas.

La conversación de Miguel es pausada, soñadora, de alguien que se nota que está en varios universos sensoriales a la vez. Deambula entre lo que ocurre en el mundo que vemos y el de los libros. Le es indiferente. Sabe que de lo que se trata es de transmitir sensaciones, de portar sueños, de salvar almas. Una pregunta actual le lleva a un pasaje de un libro anterior. Siempre ha sabido que sólo lo que el mundo ofrece, pese a ser inabarcable, no es suficiente.

Miguel tiene en mente terminar la historia, hacer una trilogía. Hay un esbozo. Probablemente, porque todo está sujeto a cambio como insiste Sandra, vuelva a rebuscar en el alma de los dos exponiéndolos a cambios de dimensión temporal, de edades y roles. Quiere abrir la última puerta. Y empieza a fantasear sobre lo ocurrido, lo que puede ocurrir… “¡No te hagas spoiler! (Risas), advierte ella.
Vienen los dos de participar hace unos días en un premio literario en Almería en el que han quedado finalistas, lo que les ha reactivado, aún más, el deseo de seguir avanzando en su historia, en descubrir cuál es el próximo giro de guion que le ofrece el tiempo”.

“El tiempo es como un amigo, como un aliado. El tiempo te otorga sapiencia, te permite borrar heridas del pasado. En algunos momentos piensas que te puede jugar en contra, pero verdaderamente te juega a favor, te va ofreciendo oportunidades. El tiempo te permite ver las cosas con perspectiva, se ven diferente a cómo las vives en el momento en el que pasa”. Sandra.
“El tiempo es la vida”. Miguel.
