Fotografía: Clara Carrasco
Una hora para conocer a Laura Sánchez. Ésa era la propuesta del ciclo ‘Presencias Culturales’ de la Universidad de Huelva que elegía a la modelo para inaugurar su programación en un formato de charla-entrevista realizado por la profesora de Derecho Mercantil, Gloria Puy, que la introdujo como un referente para el alumnado de Relaciones Laborales y Empresariales. El acto fue presentado por la vicerrectora de Proyección Social y Universitaria de la UHU, Joaquina Castillo.

“Todo en mi vida fue inesperado y bien acogido”
Nacida en Alemania por circunstancias, hija de padres emigrantes oriundos de Santa Ana la Real, llegó a la capital onubense con 4 ó 5 años para ser escolarizada en el colegio Tartessos, pasando posteriormente al instituto Alonso Sánchez. Hasta ahí casi todo normal.
“En Segundo de BUP medía 1,80 y tenía dos posibilidades, o jugar al baloncesto o ser modelo, y como se me daban mal los deportes…” decidió hacer un curso de modelo que inició el 22 de octubre de 1997. En un año y medio pasó del instituto a vivir en París. “Todo se desbordó”.
“No fue vocacional, yo quería ser veterinaria pero era muy independiente” y decidió hacer el curso de modelo. Ahí vino lo inesperado, que la prestigiosa Agencia Elite la seleccionara y la hiciera The Look of The Year en 1998. Lo bien acogido fue aprovechar el momento aunque “lo peor de la moda es la edad, ojalá tuviese las oportunidades de 17 con 41 años. Las modelos empiezan con 16 ó 17 años y eso no cambia. Es duro, es un oficio, tenemos unos requisitos estéticos, hay que ser profesional. Es muy difícil tener la cabeza en su sitio, sin tiempo para uno mismo, te manejan la agenda y yo soy muy familiar. Echaba de menos Huelva”.
La genética le otorgó además de 1,80, una fotogenia innata, una delgadez innata, una simpatía innata. Cuando entendió que “las modelos tienen que enterrar el ego, que no somos protagonista de nada, que eres un producto que se utiliza para vender” todo fue mucho más fácil.

“La vida de la moda es muy cruel, somos autónomas sin baja maternal”
Si hubiese que buscar una palabra para definir a Laura Sánchez, tal vez, la más acertada sería ‘naturalidad’. Y no por la naturalidad de su belleza natural, ni por su simpatía natural, ni siquiera por que sea una mujer cercana y accesible. La naturalidad que más define a la modelo, actriz y empresaria onubense es la naturalidad con la que acepta la vida y la disfruta, como ella insiste, “todo inesperado y bien acogido”.
A los 24 años se quedó embarazada y entendió que su etapa en el circuito de desfile profesional que le llevaba por medio mundo había acabado. No por el embarazo, sino porque esa etapa tiene un límite de edad.
“Los diseñadores tienen una talla de muestrarios y hay que controlar mucho el peso. A partir de una edad es muy difícil estar en ese circuito. Sería maravilloso ver en la pasarela a todo tipo de mujeres porque la moda se consume por la gente de la calle no por las modelos. La vida de la moda es muy cruel, somos autónomas sin baja maternal”.
Finalizada esa etapa, llegó la de la interpretación “de forma natural”. Aceptó de nuevo lo que la vida le ponía por delante. Hizo una decena de programas de monólogos para televisión que ensayaba repetidamente con un bebé en brazos al que utilizaba de público. “Los monólogos son lo peor que he hecho en mi vida”. La misma productora le ofreció ser actriz en una serie. “Yo había hecho un curso de interpretación de varios fines de semana, no era actriz pero hice la prueba y se quedó en un cajón. En el cajón estuvo un mes y acabé haciendo cinco años Los hombres de Paco. En Estados Unidos se puede ser muchas cosas, como Jennifer López, aquí es más difícil”.

“Yo no puedo estar esperando una llamada de teléfono para trabajar, la que levanta el teléfono soy yo”
Llegaron los 28 años y dio otro giro a su vida. No estaba dispuesta a estar parada esperando a que llegase una llamada para hacer un anuncio, un pase de modelo, una serie de televisión o una película. Y decidió ser empresaria.
Sin experiencia en ese mundo, sin oficina y trabajando con un ordenador en casa inició su primer proyecto ‘Go Eventos’. En la actualidad, esta empresa es impulsora de We Love Flamenco, una de las citas más importantes de la moda flamenca en España pero los inicios fueron muy diferentes, como los de todos, duros y aprendiendo a base de palos.
“El primer año fue fatal, ninguno éramos empresario. Hemos aprendido a base de años y de fracasos”. Ahora ponen en valor la moda flamenca, contratan a casi un centenar de personas para la semana del evento. Trabajan durante ocho meses en su preparación. Ahora Laura tiene un método. “Soy muy alemana a la hora de iniciar un negocio, siempre hay un plan que estudio a 5 años, a 10 años. En las empresas hay que correr el riesgo justo y ser valiente a la vez, aunque el mejor orientador es tu intuición”.
“Lo más duro de ser empresaria es cuando te conciencias de que hay personas que dependen de tu decisión, eso me quita el sueño”.




“Vendemos belleza, nadie tiene que saber el trabajo que hay detrás”
No da ni una excusa, ni una justificación. Todo es transparente. Claro que hay muchos meses de trabajo detrás de un desfile, pero el público no quiere conocer el esfuerzo, ni los problemas que has tenido. “Vendemos belleza, yo me doy por satisfecha cuando me dicen que ha quedado muy bonito, nadie tiene que saber el trabajo que hay detrás”.
En ‘Bloomers and Bikini’, su segunda empresa, hace literalmente de todo, como cualquier empresario. “Llevo 10 años haciendo de todo en esta empresa, la moda textil no es tan bonita como pueda parecer pero cuando te da una alegría, la alegría es muy grande”.
Y la tercera empresa, ‘Villa Sánchez’, “un negocio romántico y emocional, más romántico que rentable en estos momentos” donde pone en valor productos de la Sierra de Huelva.

“Me han propuesto abrir una tienda en el Metaverso”
“A mí las redes sociales me han cogido tarde aunque lo llevo bien”.
Entiende las redes y se sigue formando en las últimas tendencias. “Todos necesitamos la aprobación pública, los likes, aunque venga de gente que no conocemos. Intento dar una imagen positiva y lo considero una herramienta de trabajo. Para los adolescentes es un arma de doble filo”, reflexiona mientras sorprendida confiesa que “me han propuesto abrir una tienda en el Metaverso. El Metaverso me angustia, no me quiero aislar”. Reconoce que puede ser el futuro. Tal vez.
Desde hace poco tiempo padece diabetes, una enfermedad crónica, inesperada, que afronta con la misma naturalidad y le saca partido a la situación, como ha hecho durante toda su vida.
“Lo importante es estar sano, sentirse sano. Yo no empecé a hacer ejercicio hasta los 36 años porque no lo necesitaba. Mi delgadez no es insana, es genética. Tengo más amigas anoréxicas fuera del mundo de la moda que dentro. Las redes sociales me permiten hacer una labor de escaparate de esta enfermedad”.

“Nunca he tenido metas, por eso no me he frustrado”
“Creo que todo lo que he hecho ha sido para algo o por algo. Lo que no haría sería pasar los días y no disfrutar”.
“Como nadie espera lo que es Huelva es más fácil venderlo, el problema de Huelva es que no nos lo creemos”.
“Fue muy difícil compaginar mi trabajo con ser madre, lo más duro fue tener que viajar mucho”.
“Me gusta naturalizar y simplificar, no pasa nada mientras haya salud”.
“Llevo el nombre de Huelva tatuado en el brazo”.