Fotografía: Clara Carrasco
“Trota entre los árboles serranos una bestia con color a fandango y piel de farrondón”. Así abre la reseña el comisario de la exposición, Jesús Ricca Molins, sobre la obra de Agus Díaz Vázquez. “Nos hace viajar desde el campo nocturno en el que al caballo se le cruzan flores y va galopando locamente”.
Un sueño desde el paisaje de su Cerro de Andévalo natal, un recorrido por sus orígenes visto tras haber salido de su tierra. Caballos, flores, pájaros, colores. Y fandango.

Ya no es un pintor emergente, atrás quedó aquel estudiante de 1º de Bellas artes que hace ya algún tiempo conoció en el Cerro de Andévalo el director de la Galería Espacio 0 de la capital onubense, Gustavo Domínguez.
“Un trabajo muy colorista que representa la esencia de lo que somos, defiende sus raíces. Artista andaluz relacionado con lo tradicional. Consciente de donde viene. Nacemos en un sitio donde hay plazoletas sol, azulejos, cante… ya valorado por los pintores románticos. Enseñar lo que somos, proyectándolo hacia afuera”.
Agus Díaz Vázquez ha expuesto ya dos veces en Alemania pero nunca en Huelva hasta esta semana. Cosas de esta tierra. “Hay que apoyar a los artistas de aquí y sobre todo cuando hace una revisión. La fuente donde bebe es de aquí, del artista tradicional que quiere gustar en su casa y mostrarla fuera”, concluye Domínguez.

“Estamos hartos de ver imágenes en Internet de lo digital, es una vuelta a los orígenes de la pintura, al pueblo, a la sencillez. Esta exposición es una revisión de los orígenes, de donde vengo, del pueblo”, explica Agus Díaz, que se muestra convencido de que “después de una pandemia que hemos tenido nos hemos dado cuenta de que el campo era muy necesario”.

Jesús Ricca Molins es el comisario de la exposición Y bebió agua de una fuente. “Admiro el talento tan peculiar de Agus. Ha habido un cambio absolutamente personal en su arte en esta obra que lo reencuentra con sus orígenes, con su tierra en un paseo por las entrañas de la sencillez en la que puede describirse hasta el recorrido a la fuente con esas vasijas de barro de su abuela. Bodegones modernos y a la par tan clásicos. Una exposición tan viva de color que nos hace reencontrarnos con nuestros orígenes”.






La vuelta de Agus Díaz convirtió un sábado por la mañana onubense en un punto de encuentro de decenas de amantes del arte onubense que dieron vida al final de la calle Miguel Redondo, cerca de la antigua estación de tren, donde se ubica la sala Espacio 0. Ganas de cultura en Huelva.






Hasta el 11 de febrero se podrá visitar la obra y convivir con los cuadros.
“El artista, se asoma a la ventana y vislumbra a lo lejos el accidental surgir del caballo que galopa y resulta cómplice y protagonista de su intensa paleta. Su cabalgar azul le seduce, le atrae, resuena a golpe de guitarra y fuertes empastes de óleo. De sus brochas, surgen espontáneas pinceladas sin medida ni control, resaltan elegantes líneas y excitantes colores que no cesan en su intento de captar lo instintivo, lo rural, lo verdadero, su visión de lo buscado. Sus dibujos, accidentales, desbocan en ecos a fandango, cante jondo y lirismo onubense, rememorando una pureza castiza donde nunca desaparece el animal como mensajero”. Jesús Ricca.





