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Artemia y Odiel: fragilidad amenazada

Fotografía; Rafa del Barrio

La conciencia medioambiental llegó a la Casa Colón en forma de estreno mundial de Artemia y Odiel, un nuevo esfuerzo por concienciarnos de la fragilidad de nuestro entorno. Un nuevo aviso de la ciencia que en esta ocasión se sirve de la danza, la música, la fotografía y la poesía para advertirnos que el peligro existe pero que sigue habiendo esperanza

Cuatro actos para explicarnos un proceso biológico. Un esfuerzo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación de la Danza Alicia Alonso para que nos demos cuenta de las consecuencias que tiene la pérdida de las especies autóctonas (Artemia parthenogénetica) por la sustitución de especies invasoras (Artemia Franciscana) y cómo afecta a todo el ciclo de la vida de un río como nuestro río Odiel.

El primer acto es el paraíso, cómo todo fluye en armonía en un día cualquiera en las Marismas del Odiel antes de la llegada de la especie invasora. Cómo las artemias, los parásitos y las aves se complementan en perfecto equilibrio y todos danzan al ritmo de los pájaros. Y siendo testigo de todo el río Odiel.

Fotografías del espacio natural y música bucólica, precedidos de textos del Premio Nacional de Literatura Juvenil 2021, Beatriz Jiménez de Ory, van dando paso a las distintas escenas de danza clásica, española y contemporánea sobre el escenario.

Pero el peligro existe, y en el acto 2 se nos presenta a la especie invasora con danza circense con una imagen de Nueva York de fondo, música agresiva. Es una especie más fuerte, formada por macho y hembra que entablará una lucha a muerte en las Marismas del Odiel ante la artemia autóctona, sólo hembra, que se reproduce sola y cuya desaparición afectaría a los parásitos y a toda la cadena alimenticia, creando un nuevo escenario y destruyendo la biodiversidad.

En el tercer acto ocurre lo inevitable, la lucha a muerte entre las dos especies que acaba con el triunfo de la invasora, más fuerte, más voraz, con mayor capacidad de reproducción. Menos frágil.

Pese a la protección que intenta todo el ecosistema, la artemia originaria desaparece ante la mirada del río Odiel.

El acto cuarto y último es un mensaje de esperanza en el que la ciencia puede restablecer el antiguo equilibrio reviviendo a la especie originaria con los huevos que un día dejó en las marismas a la espera de que llegue, de nuevo, el paraíso.

La innovación de la obra, la dificultad de traducir el proceso biológico al mundo del arte llevó a un diálogo permanente entre coreógrafos, músicos, bailarines y científicos que han participado en este proyecto para conseguir explicar de una forma no convencional y creativa la problemática de la pérdida de biodiversidad por las invasiones biológicas.

El proyecto Artemia y Odiel quiere demostrar que es posible retomar la colaboración antigua entre la Ciencia y el Arte, que un proceso biológico puede ser contado con la danza y la música. Que el lenguaje científico puede transmitir lo mismo en forma poética. Que hay que fomentar el arte para ayudar a la ciencia.

La elección de Huelva para el estreno de la obra viene tanto por el lugar en el que se desarrolla la trama biológica, como por la importancia que supone la provincia en la biodiversidad de muchas zonas del mundo. Es un ejemplo de la naturaleza amenazada que se nos avisa tanto desde la ciencia como del arte.